Maria Cristina Tullio

El Parque Attems se caracteriza por la permanencia de diferentes "jardines" que se han sucedido a lo largo de los siglos, según las modas y las necesidades de las distintas épocas. En este territorio, “lleno de historias, significados y recuerdos que informan nuestra relación con el lugar”, intentamos revelar estas historias rendiendolas observables y de disfrutables. El rediseño de los espacios, además de responder a las necesidades técnicas y espaciales, intentó traducir y revelar las “múltiples inteligencias ya inscritas en el lugar”, confiando en las capacidades performativas de la naturaleza y nuevos materiales adaptándose a las necesidades contemporáneas y a los cambios sociales y climáticos en curso. La intervención intentò evocar la percepción espacial, cromática y perspectica: el carácter y la atmósfera de los espacios de los que quedan vestigios -sabiendo que hoy las percibimos de maneras inevitablemente diferente-. Físicamente: se reconstruieron algunos ejes históricos, con materiales y técnicas contemporáneas. Se ampliaron las zonas de césped, eliminando los arbustos dispersos y concentrándolos en el perímetro del jardín para reconstruir la percepción de una mayor espacialidad del lugar. La selección de árboles permitió una mayor insolación y un juego de claroscuros con espacios de luz y sombra. A estos criterios se sumó el objetivo de responder a las necesidades contemporáneas de adaptabilidad al cambio climático y al uso social, respondiendo a las altas temperaturas y a las lluvias intensas y concentradas y garantizando la mayor durabilidad posible de los materiales minerales y naturales. La soluciones adoptadas buscan la sostenibilidad técnica y económica: los pavimentos son al 100% drenantes, pero a la vez resistentes y duraderos, reduciendo así su mantenimiento; los asientos se fabricaron con materiales altamente resistentes y de mínimo mantenimiento y lo mismo ocurre con los sistemas tecnologicos. Las especies  vegetales sono sobretodo mediterráneas con bajo mantenimiento, escasas necesidades hídricas y alta resiliencia al cambio climático; la ampliación de las superficies de césped mejora el microclima y la absorción de contaminantes. En general, se ha potenciado la biodiversidad: en particular, se han plantado 2980 plantas en el patio y 1395 en el parque y nuevos árboles que restablecerán un nuevo metabolismo en el lugar entre suelo, agua y aire a través de la vegetación, refuncionalizando un lugar con sus memorias evolutivas.