








PLAN DIRECTOR DEL BARRANC DE BENIOPA
PLA DIRECTOR DEL BARRANC DE BENIOPA
Master plan of the Beniopa ravine
En un contexto marcado por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la intensificación del riesgo, los sistemas fluviales mediterráneos representan espacios clave para repensar la relación entre ciudad y naturaleza. El Barranco de Beniopa, en Gandia, es un caso paradigmático por su complejidad territorial, su valor estratégico como infraestructura verde y su alta vulnerabilidad hídrica. Este Plan Director, enmarcado en una convocatoria de fondos NextGenerationEU, es un ejemplo de aproximación integrada a la regeneración territorial.
Aunque el barranco ha sido objeto en el pasado de intervenciones urbanísticas puntuales y estudios sectoriales, esta es la primera vez que se aborda su planificación desde una perspectiva territorial completa, que abarca todo el curso fluvial desde su cabecera en la Sierra del Mondúver hasta su desembocadura en el puerto de Gandía. La necesidad de este plan surge de la identificación del barranco como una infraestructura verde estratégica para la ciudad, que desempeña múltiples funciones: drenaje natural frente a las lluvias torrenciales, soporte ecológico de hábitats diversos, elemento conector del territorio y espacio de uso público. Al mismo tiempo, el barranco presenta importantes retos relacionados con la presión urbana, el riesgo de inundaciones y la degradación ambiental de su entorno.
La metodología empleada en la elaboración del Plan Director del Barranc de Beniopa parte de la concepción de la infraestructura verde como un sistema territorial que integra funciones ecológicas, hidrológicas y culturales, y cuyo objetivo principal es garantizar y potenciar la provisión de servicios ecosistémicos. De este modo, el barranco se entiende como una infraestructura multifuncional vertebradora del territorio, y el proceso metodológico se orienta a diagnosticar y mejorar su funcionamiento, es decir, detectar disfunciones y plantear soluciones para corregirlas.
Para ello, en primer lugar, se realiza un análisis documental exhaustivo de estudios previos y proyectos relacionados con el barranco, lo que permite comprender el contexto histórico, las intervenciones realizadas y los enfoques anteriores. A partir de esta revisión, se define el ámbito geográfico del plan, incluyendo tanto el cauce principal como las áreas de influencia directa e indirecta, con especial atención a las subcuencas vertientes y su papel en el sistema hidrológico.
Posteriormente, se lleva a cabo un análisis territorial detallado del ámbito, evaluando sus componentes físicos, ecológicos, hidrológicos y funcionales. El análisis se complementa con una valoración del paisaje, la red de espacios protegidos, la cobertura vegetal y la continuidad ecológica, entre otros aspectos.
Sobre esta base, se construye un marco conceptual que desglosa la infraestructura verde del barranco en tres sistemas interconectados: el biológico, el hidrológico y el cívico-cultural. Para cada uno de estos sistemas se establecieron objetivos específicos, tanto de carácter general como operativo, permitiendo identificar qué funciones están en riesgo o interrumpidas, y dónde se localizan las principales discontinuidades de cada uno de estos sistemas.
Las estrategias planteadas se estructuran en torno a la corrección de las discontinuidades detectadas en el diagnóstico.
Para el sistema hídrico, las estrategias se centran en recuperar la funcionalidad natural del cauce mediante acciones que reduzcan la velocidad y volumen de las aguas en episodios torrenciales. Para ello, se prevé la creación de balsas de laminación y retención, así como la restauración geomorfológica en puntos degradados del cauce. Estas medidas se complementan con el aumento de la cobertura vegetal en zonas clave para favorecer la infiltración y retención hídrica, y con el control de vertidos procedentes de usos agrícolas y urbanos, que actualmente contribuyen a la contaminación del sistema. Además, se protege la estructura agrícola abancalada, que cumple una función clave en la regulación hídrica tradicional.
En cuanto al sistema biológico, las estrategias buscan restituir la conectividad ecológica y mitigar los efectos de la fragmentación del hábitat. Se plantea la creación de conectores ecológicos que permitan el tránsito de especies y la recuperación de corredores verdes a lo largo del barranco, en especial donde el trazado ha sido interrumpido por infraestructuras o desarrollos urbanos. Asimismo, se apuesta por la renaturalización del cauce en sus tramos más alterados, la gestión activa de ecosistemas degradados como los márgenes invadidos por especies exóticas (especialmente Arundo donax), y la mejora de zonas de transición entre ecosistemas (ecotonos). Todo ello con el objetivo de reforzar la biodiversidad local y la estabilidad del sistema ecológico.
Finalmente, en el sistema cívico-cultural las estrategias se enfocan en superar las barreras físicas y simbólicas que impiden la integración del barranco en el paisaje urbano y la vida cotidiana de la ciudadanía. Se propone dotar de continuidad al corredor cívico mediante la adecuación de pasos de acceso en zonas clave, la mejora de la conexión con las sendas técnicas y urbanas, y la incorporación de nuevos equipamientos y espacios de uso público vinculados al patrimonio natural y cultural del ámbito. Estas acciones buscan recuperar el valor del barranco como lugar de encuentro, educación y recreo, mejorando además su percepción paisajística y contribuyendo a un entorno más coherente y accesible.
La superposición de las estrategias definidas para los tres subsistemas (hídrico, biológico y cívico-cultural) surge del enfoque de diagnóstico integrado. Este enfoque permite abordar el territorio como un sistema complejo e interdependiente, donde los conflictos y discontinuidades no se presentan de forma aislada, sino que interactúan entre sí, generando efectos acumulativos. La lectura cruzada de los diagnósticos y estrategias no solo facilita la identificación precisa de prioridades de intervención, sino que supone la base metodológica para establecer qué tipo de acciones deben aplicarse y en qué lugar, para maximizar su eficacia.
De la superposición surgen dos tipos de unidades clave para la “espacialización” del plan: los tramos y los nodos. Los tramos (Marxuquera Alta, Marxuquera Baixa, Tramo Urbano y Tramo Marjal) son las unidades longitudinales que estructuran el barranco, caracterizadas por rasgos físicos y funcionales diferenciados. Entre ellos se sitúan los nodos (Cigró, Parque del Oeste, Alcodar y Desembocadura) que representan los puntos de transición y de máxima complejidad, donde confluyen múltiples problemáticas y objetivos de los distintos subsistemas.
Los nodos son las áreas críticas de intervención estructural, por su potencial para incidir simultáneamente en la funcionalidad ecológica, hidrológica y social del sistema. Son, por tanto, espacios estratégicos que concentran discontinuidades relevantes y donde las intervenciones tienen capacidad para dar lugar a transformaciones a escala de todo el sistema.
Las acciones funcionan como “caja de herramientas” para la transformación desde la lógica de la infraestructura verde. No se conciben como intervenciones aisladas, sino como recursos flexibles y combinables que permiten dar respuesta a las distintas problemáticas y oportunidades identificadas en el diagnóstico. De esta forma, se facilita que el plan sea adaptable a diferentes situaciones y problemas dentro del ámbito del barranco, desde pequeñas mejoras funcionales hasta grandes intervenciones estructurales.
El Plan Director del Barranco de Beniopa es, en consecuencia, el resultado de la localización estratégica de las acciones propuestas en los distintos tramos y nodos del sistema territorial para la corrección progresiva de las discontinuidades identificadas en el diagnóstico. Lejos de concebirse como un documento cerrado, el plan se plantea como un sistema vivo, capaz de adaptarse a los cambios que puedan derivarse de la propia implementación de las acciones, como aquellas que ya se están ejecutando a través de los fondos NextGenerationEU.
En este sentido, el valor del Plan Director no radica en su vocación de permanencia a largo plazo, sino en su función como herramienta de gestión dinámica, que guía las decisiones futuras en el territorio desde una lógica integrada, sistémica y basada en la multifuncionalidad de la infraestructura verde.
Nodo Desembocadura
El nodo de desembocadura representa una oportunidad clave para reconectar el barranco de Beniopa con el mar Mediterráneo y el paisaje agrícola del entorno, aprovechando la existencia de suelo sin urbanizar en la ribera norte. Este espacio permite plantear la regeneración de una ribera viva y la creación de un parque que funcione como transición entre el ámbito urbano y la Marjal. Las actuaciones propuestas incluyen la mejora de la conectividad longitudinal y transversal mediante la habilitación de itinerarios peatonales y ciclistas, y la construcción de una pasarela que conecte ambas márgenes del cauce. Se busca mejorar la permeabilidad del barranco y su integración en la infraestructura verde urbana a través de la renaturalización y la recuperación paisajística.
Nodo Alcodar
El nodo Alcodar representa uno de los espacios más complejos del ámbito del plan, al concentrar una elevada presión de usos —agrícolas, industriales y urbanos— y estar condicionado por un cauce rígido y encauzado. Este nodo es además el punto de intersección de dos líneas ferroviarias que fragmentan el paisaje, rompiendo las continuidades ecológicas, hidrológicas y cívicas. Las actuaciones planteadas buscan restablecer esas continuidades mediante la recuperación del cauce en tramos clave, la mejora de itinerarios peatonales y ciclistas, y la creación de conexiones transversales que salven las barreras ferroviarias. Además, se propone la generación de nuevos espacios verdes multifuncionales que conecten el ámbito industrial con la Marjal y la sierra, así como el rediseño de la estación de tren actual como nodo de movilidad sostenible. Las intervenciones en este nodo buscan transformar un punto de fuerte discontinuidad territorial en una bisagra estratégica capaz de reconectar los sistemas del barranco y dar sentido a su papel estructurante en la infraestructura verde urbana.
Nodo Parque del Oeste
El nodo del Parque del Oeste se presenta como el espacio con mayor potencial transformador de todo el plan director, al concentrar condiciones que permiten intervenir con eficacia sobre los tres subsistemas. Situado en el tramo previo a la entrada del barranco en la ciudad, en el punto donde el cauce realiza un giro de casi 90°, este nodo representa uno de los primeros puntos críticos ante episodios de lluvias torrenciales. Al mismo tiempo, su posición estratégica en el borde urbano y su conexión con espacios agrícolas e infraestructuras clave lo convierten en una bisagra entre el territorio natural y el tejido consolidado de Gandía.
Las actuaciones previstas en este nodo incluyen la construcción de balsas de laminación para mitigar riesgos de inundación, la restauración ecológica del cauce, la creación de un parque periurbano con usos sociales y ambientales, y una red de itinerarios ciclopeatonales que articularán el espacio como puerta de acceso a la infraestructura verde urbana. Esta intervención permitirá mejorar la calidad ambiental y paisajística del borde urbano, favorecer la movilidad sostenible y reforzar la conexión del barranco con Marxuquera y la sierra del Mondúver, convirtiendo al Parque del Oeste en el nuevo límite verde de la ciudad y en un eje estructurador de la relación entre la ciudad y su territorio.
Nodo Cigró
El nodo del Cigró se presenta como un punto clave para la restauración ecológica y la mejora hidrológica del sistema del Barranco de Beniopa, por su posición en la confluencia de varias subcuencas y por constituir una posible conexión entre la Sierra de la Falconera y la del Mondúver. En este lugar, donde el cauce cambia de dirección y coincide con importantes aportes hídricos, se propone la creación de una zona de laminación y la restauración geomorfológica del lecho, junto a actuaciones de revegetación forestal. A nivel ecológico, se plantea revertir la desconexión paisajística entre ambos sistemas montañosos y, desde el punto de vista cívico, se pretende generar un nuevo espacio público vinculado al entorno natural, con áreas para la práctica de la escalada y el excursionismo. La incorporación de equipamientos y accesos permitirá transformar un área hoy degradada y en desuso en un nodo de articulación territorial con valor estratégico para la gestión integrada del barranco.
Así, este Plan Director se concibe como una oportunidad para ensayar ese cambio de enfoque: trabajando desde el conocimiento experto, pero también incorporando otros saberes —sociales, ecológicos, históricos, vivenciales— que permiten entender mejor la complejidad del territorio. El ejercicio profesional, en este contexto, y así se ha planteado este plan, no debe limitarse a reproducir respuestas ya conocidas, sino ser capaz de imaginar otras formas de habitar, cuidar y gestionar el territorio.
Fondos NextGenerationEU