Plaza Folch i Torres
Plaça Folch i Torres
Folch i Torres square
Antes de la intervención
Ciutat Vella y el Eixample son dos distritos de Barcelona significativamente distintos, no sólo por su morfología urbana sino también por su composición social, su actividad comercial o el papel que juegan en el conjunto de la ciudad. Dentro de Ciutat Vella, el Raval es el barrio con más población en riesgo de exclusión y más problemas de convivencia entre colectivos. Es, por esto, donde el espacio público tiene un papel más significativo en la articulación de la convivencia.
La plaza Folch i Torres se encuentra en el límite del Raval, justo al lado del Eixample, del que sólo la separa la ronda de Sant Pau, a caballo entre dos mundos substancialmente distintos.
Situada en un solar donde hubo la cárcel de mujeres de Barcelona hasta el año 1936, había sido objeto de re-urbanización a finales de los años 80. Ésta había dado lugar a un gran espacio de albero, situado a la cota de la calle de Reina Amàlia, y una terraza pavimentada con una densa plantación de acacias, situada a la cota de la ronda de Sant Pau, unos 3m por encima de la anterior. La diferencia entre estos dos niveles se salvaba con un muro que contenía una fuente ornamental.
Esta organización del espació, lógica en primera instancia, se había transformado a lo largo de los años en un cúmulo de elementos donde los usos se iban implantando en base a criterios de oportunidad más que de coherencia organizativa, de manera que la pista de baloncesto terminó literalmente al lado de la zona de juegos infantiles, o las pistas de petanca justo en el extremo opuesto a donde se encuentra el centro para gente mayor.
También se había convertido en un espacio segregado, que los vecinos percibían como la última frontera del Raval. Aunque el Eixample está justo al lado, la sensación era que se encontraba muy lejos, “detrás” el muro con la fuente y la masa arbolada. Para llegar se debían utilizar las escaleras de la calle Lleialtat o una rampa semi-escondida en un lateral. La sensación de estar al lado de otro mundo con el que había poca oportunidad de diálogo era cada vez más intensa.
Objectivos
El proyecto revierte la situación con dos decisiones proyectuales fundamentales; la creación de una topografía continua que salva el desnivel entre la calle Reina Amàlia y la ronda de Sant Pau con una pendiente de un 3%, y la articulación de un mecanismo compositivo de franjas que permiten organizar la multiplicidad de usos con coherencia.
El proyecto surge de un proceso participativo donde los vecinos pudieron expresar sus puntos de vista e involucrarse en las propuestas que se planteaban. Las autoridades locales estuvieron particularmente interesadas en que el proceso fuera transparente, abierto a todas las partes involucradas y dentro de los límites presupuestarios previstos.
El objetivo era transformarla en un punto de contacto entre ambos tejidos urbanos, en la oportunidad para articular las distintas confluencias, conseguir que deje de ser un callejón sin salida y se convierta en puerta de entrada al Raval.
Descripción
Dividida en dos mitades vagamente triangulares, concentra las zonas más activas -juegos infantiles, petancas, circulaciones…- cerca de las fachadas residenciales de la calle Lleialtat y de la Reina Amàlia, y crea un área más tranquila delante de la fachada del instituto Milà i Fontanals. La nueva pista de baloncesto, que también sirve para las actividades festivas del barrio, se sitúa cerca de la ronda.
Un gran paso diagonal -subrayado con alumbrado de mayor porte que el resto de la plaza- conecta la esquina de Lleialtat con Reina Amàlia y la ronda de Sant Pau, convirtiéndose en el eje principal que articula la nueva relación entre el Raval y el Eixample.
La vegetación juega un papel fundamental en la nueva imagen del espacio mediante la combinación de árboles y plantas que florecen en épocas distintas del año. La plaza se convierte así en un escenario cambiante a lo largo de las estaciones, un calendario del barrio que consolida día a día su aspecto simbólico como espacio ciudadano.
Conclusiones
Todo esto da lugar a una plaza que se abre al exterior y se convierte en puerta de entrada al Raval; un espacio que tiene en cuenta el delicado equilibrio entre los diversos usuarios y donde todo el mundo puede pasear, sentarse tranquilamente a hablar o a leer; donde se pueden organizar actos multitudinarios; donde los más pequeños tienen juegos inclusivos, los adolescentes una pista de baloncesto y los más grandes pistas de petanca; un espacio de convivencia donde, en definitiva, los distintos colectivos del barrio pueden encontrar su sitio e interrelacionarse.
Las obras de construcción de la plaza finalizaron en invierno de 2017. En el momento de hacer las fotos que aquí se incorporan, la vegetación se encuentra en estado vegetativo. Se prevé que en la primavera de 2018 la plaza comience a adquirir su aspecto definitivo.
El copyright de las fotografías es del fotógrafo Adrià Goula.