SUPERILLA SANT ANTONI

El Programa Superilles, establece los criterios para la transformación del Eixample humanizando las calles, intensificando la infraestructura verde y biodiversidad e implantando un modelo de movilidad saludable. En el marco de este plan de transformación urbana, el proyecto contempla la reprogramación del espacio calzada de los ejes Comte Borrell y Parlament y la creación en su cruce de una nueva plaza.

La propuesta parte de la premisa de garantizar la reversibilidad de la actuación así como la adaptabilidad y escalabilidad de la misma. Se trata de diseñar un proceso de intervención que no preestablezca una imagen fija sino un paisaje adaptativo y cambiante que posibilite variaciones, ajustes y testeo.

Se recupera el espacio en calzada limitando el acceso a los coches en un único carril de coexistencia con bici y peatón. Los nuevos usos conquistan la calzada en estrecha relación con las actividades en plantas bajas y el ritmo pautado por los árboles.

La actuación desplegada en capas, reprograma usos, reordena la movilidad y dibuja un nuevo paisaje sin modificar la urbanización existente. Se establece una malla base reticular que ordena y define el módulo y favorece la escalabilidad y extensión de la actuación.

El primer nivel lo imprime la baldosa gráfica que, extendiéndose sobre el asfalto, dibuja el módulo y define el orden según el cual se distribuye el programa y los elementos urbanos.

El diseño del mobiliario urbano adaptativo conforma el segundo nivel. Siguiendo la malla base, el kit compuesto por 4 elementos ofrece más de 20 combinaciones posibles. Estas agrupaciones se disponen sobre la base gráfica como articuladores del espacio, catalizadores de nuevos usos y soporte de la vegetación. La vegetación conforma el tercer nivel aportando confort ambiental y riqueza biológica y cromática al paisaje urbano.

La conquista de una plaza en la retícula del Eixample supone un hito que reivindica las posibilidades de la malla urbana. La transformación de este espacio icónico ha provocado un cambio en la manera en la que percibimos el chaflán y la calle despertando así numerosas posibilidades para re-habitarlo.

La ganancia social de la calle ha provocado una dinámica positiva en el barrio haciendo que vecinos y comerciantes asuman la responsabilidad colectiva de los nuevos espacios preocupándose por su uso y cuidado. Esto acompañado de la notable reducción de contaminación, aumento del verde y fomento de la movilidad peatonal y ciclista dibuja un nuevo paisaje de calles cívicas y una plaza de proximidad que nos muestra un Eixample más humano y saludable.