JARDÍN DEL TEATRO
En marzo de 2013 la Xunta de Galicia decidió la paralización definitiva de la construcción de la Ciudad de la Cultura. En ese momento el edificio que ocupaba el espacio central, el Teatro de la Ópera, estaba ya iniciado. La suspensión de las obras dejó un hueco de unos 9.800 m² de superficie y más de 20 m de profundidad, delimitado por muros de contención de hormigón armado, con diversas estructuras de hormigón a medio construir.
El proyecto parte de aceptar el estado de cosas producido por la suspensión de las obras, de reutilizar las estructuras existentes, dándoles valor a través de su integración en el nuevo jardín. Estas estructuras se incorporan al diseño como si se tratara de ruinas o de restos arqueológicos que se refieren a una memoria todavía cercana. La arquitectura de los edificios situados en torno al jardín se toma como una preexistencia más (sin cuestionarla). Las tramas del proyecto de Eisenman, que se materializan en las cubiertas de los edificios y en los pavimentos de la urbanización, se incorporan como trazado regulador de las plantaciones, que se superpone a los elementos existentes.
La propuesta se desarrolla en estratos sucesivos sobre la topografía artificial del hueco. En primer lugar, las rampas, escaleras y senderos, que salvan el desnivel entre las calles del perímetro y el nivel más bajo del hueco. En segundo lugar, los distintos elementos y zonas de actividad: teatro al aire libre, skate, rocódromo, parkour, estanques, áreas de descanso. Por último, las tramas como marco de plantación de los árboles.
Así el nuevo jardín presenta un carácter esencialmente híbrido, marcado por la forma en que las estructuras existentes se completan con nuevos elementos arquitectónicos, y el modo en que las plantaciones reproducen —y a la vez, difuminan con su carácter cambiante— las tramas geométricas de las construcciones del entorno.
El elemento central del jardín es el anfiteatro al aire libre situado en la parte más baja del hueco. Sus asientos, de hormigón prefabricado, se apoyan en los taludes que rodean a la escena. Un camino de zahorra rodea al anfiteatro y lo conecta con las rampas y las escaleras que conducen a las calles de la Ciudad de la Cultura. La disposición de las rampas y las escaleras permiten distintos recorridos que atraviesan el jardín.
En la zona más baja se encuentra también la pista de skate y, entre este y el anfiteatro, los estanques, alimentados con el agua que nace de manera natural en el fondo del hueco.
Las rampas y escaleras se apoyan en ménsulas ancladas a los muros de hormigón que definen los bordes del hueco, adaptando su trazado al de los muros que quedaron en pie tras la paralización de la construcción del Teatro de la Ópera.
Las rocas procedentes de la excavación del hueco, que permanecían acopiadas en los terrenos de la Ciudad de la Cultura, se reutilizaron para construir muros de contención y escolleras para estabilizar los taludes.
El borde superior del hueco se resuelve con un nuevo pretil formado por piezas de hormigón prefabricado teñido en color ocre, que se asientan sobre los muros del perímetro. Entre el nuevo pretil y el pavimento de las calles, se construye un nuevo pavimento de hormigón, también teñido en color ocre, que define la línea de fachada del edificio no construido.
Los árboles plantados en el interior del hueco pretenden crear un pequeño bosque en el centro de la Ciudad de la Cultura. Sus copas, que cuando crezcan sobresaldrán por encima del nivel de las calles perimetrales, aportarán una imagen exuberante y cambiante, que contraste con las fachadas de los edificios y los pavimentos de la urbanización.
El jardín se plantea como un pequeño jardín botánico en el que se reúne un grupo de especies procedentes de regiones del mundo con climas templados u oceánicos, estableciendo a través de la botánica un vínculo entre Galicia y lugares tan lejanos como Nueva Zelanda, Japón, la costa noroeste de Estados Unidos o la parte sur de la costa chilena. El Jardín del Teatro pretende ser una mirada hacia el exterior, hacia aquellas regiones del mundo con las que Galicia comparte un clima común, que genera paisajes que pueden resultar familiares y profundamente distintos a la vez.
Las plantaciones se organizan en pequeños bosquetes que ocupan cada una de las cuadrículas de 16 x 20 m del proyecto de Eisenman. En cada recuadro se pueden plantar un máximo de 12 árboles, con un marco de plantación de 5 x 5 m. Al superponer la cuadrícula sobre el trazado de los caminos y el resto de los elementos construidos, se eliminan los árboles que interfieren con ellos, rompiendo así la regularidad inicial.
Todos los árboles plantados son de hoja caduca. Los fuertes contrastes en la coloración de sus hojas en la época otoñal pondrán de manifiesto la trama de plantación referida a la cuadrícula de 16 x 20. En la trama de 80 x 80 m, que girada se superpone a la anterior, se planta una única especie que se diferencia del resto durante todo el año por la coloración púrpura de sus hojas (haya de hoja roja, Fagus sylvatica atropurpurea).
FICH A JARDÍN DEL TEATRO
Dirección / Emplazamiento: Cidade da Cultura, Monte Gaiás, Santiago de Compostela, A Coruña 15707 – ESPAÑA
Fecha de inicio de la obra: 02/2018
AUTORES
r v r arquitectos // Proyecto y Dirección
Marcial Rodríguez Rodríguez / José Valladares Durán / Alberto Redondo Porto
COLABORADORES
Luis Braña Castillo, arquitecto
Roi Martínez Valladares, ingeniero forestal, máster en arquitectura del paisaje
Héctor Suárez Pastrana, arquitecto
Andrea Vázquez Costas, arquitecta
OTROS TÉCNICOS
Ignacio López de Rego, arquitecto (Proyecto de ejecución y dirección de obra); Jorge Sanz, ingeniero técnico industrial (instalaciones)
ARQUITECTO TÉCNICO
Ezequiel Costa, Jorge Aracil, Javier Sancosmed
FOTOGRAFÍA
Manuel González Vicente, Luis Díaz Díaz // Fotografía